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domingo, 12 de julio de 2015

PLANA MAYOR



PLANA MAYOR
·        Doctrina permite llamarlas “epidemia”

Gaudencio García Rivera

El sermón de Hipólito Reyes debió ir acompañado con un fuerte y airado reclamo a los gobiernos municipales, duartista y peñista, por no ejercer mayor presión para que aterricen leyes, normas y programas sociales que protejan integralmente a las madres solteras, a las que el jerarca eclesiástico las clasifica como “epidemia”, sinónimo de enfermedad.

Si hubiese matizado el sermón el Arzobispo de la Arquidiócesis de Xalapa, con otros argumentos más favorables a las madres solteras no se hubiera soltado el juicio sumatorio de las redes sociales, de laicos y de la opinión pública en su contra. A Reyes Larios, le devolvieron con creces el agravio de calificar a las madres solteras como una enfermedad.

Las propias madres solteras y laicos llamaron al jerarca católico “racista”, “misógino” y “sátrapa”. Es cierto, que los papas y el propio Código del Derecho Canónico, no avalan a las madres solteras porque tienen hijos espurios porque no provienen de un matrimonio católico y por lo tanto carecen de los principales valores humanos.

Aunque los papas Juan Pablo Segundo y Benedicto XVI, realizaron reformas profundas al CDC para eximir de pecados a las madres solteras, siempre que acojan en su fe al redentor. Pero ésta es otra historia.

Sin embargo, el alto clérigo no es la primera vez que está en el ojo del huracán. Se supone en teoría, que el sacerdote no profesa ninguna ideología política, más que la religiosa, pero en distintas ocasiones ha hecho públicas sus simpatías por los notables de la clase política gobernante que es de corte priista. ¿Dónde queda su rigurosa imparcialidad? ¿Dónde está su humildad y la caridad? ¿Dónde…? Hay que buscarla con la lámpara de Diógenes.

Como cualquier institución pública o privada, la jerarquía eclesiástica está obligada a someterse al escrutinio público porque no goza en teoría de privilegios excluyentes de la sociedad y de los ciudadanos de a pie. En suma, obispos y arzobispos que protejan a los curas pedófilos, como es el caso de Rafael Muñiz López (a) “Lobo Siberiano”, se les aplicara el artículo 401.2 del Código del Derecho Canónico, para separarlos de su cargo y el artículo 1395, párrafo 2, para castigar a los pederastas.

Por qué no le da a conocer a los feligreses, que de vez en cuando los miembros privilegiados de los Legionarios de Cristo, la que fundó el extinto pederasta Marcial Maciel, un brazo de la Iglesia católica, el Arzobispo ha recibido automotores de lujo para que pueda moverse por la geografía veracruzana.

Está en su papel, como el hombre de la sotana y el báculo, en descalificar y oponerse a los matrimonios de personas del mismo sexo, al que por cierto, ya fue reconocido en México por la SCJN, al igual que ocurrió en EU el viernes 26 de junio. Los llamó “gaymonios” y “lesmonios”. ¿Dónde quedó la tolerancia, la inclusión y el respeto a la diversidad sexual? En los caños del intríngulis religioso. Comentarios a gau41@hotmail.com o gaugar55@gmail.com


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