PLANA MAYOR
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Partidocracia y satélites, una aberración
Gaudencio García Rivera
Es
un desencanto la consolidación de la partidocracia en Veracruz. Se supone en teoría que con el arribo de nuevos
partidos locales, sumados a los tradicionales, se consolidaría la incipiente
democracia veracruzana, que está en deuda con la sociedad. Los organismos
autónomos e independientes y los tres poderes del Estado, actuarían con
libertad y rectificarían el contrapeso real, para que ningún poder este por
encima del otro o sea el tutor oprobioso.
Pero el camino de la modernización, vanguardia y garante
enérgico de la democracia es una parodia, un mimetismo bien montado por el
ilusionista mayor en Veracruz. Los partidos locales y organizaciones civiles
llegaron para asaltar el poder público, para pedir el reparto de canonjías,
privilegios y posiciones del pastel político, como sus hermanos mayores. La
avaricia los carcome.
Bucaneros falaces,
disfrazados de partidos y asociaciones políticas que se han convertido en unos
depredadores del erario público sin pudor ni conciencia. En lugar de
convertirse en un contrapeso con el partido gobernante que lleva más de 70 años
en el poder en Veracruz, en un vigilante o celoso centinela del uso de los
dineros públicos, acabaron convirtiéndose en cómplices abyectos.
Los partidos de oposición en
Veracruz son una ficción, son satélites
del PRI y cogobiernan de la mano con el régimen estatal que alguna vez
criticaron y que prometieron llevarlo al banquillo de los acusados por el uso
indebido de los dineros públicos. Los partidos de la vieja izquierda, el PRD
navega entre affaires, cooptación,
corrupción, traición y sus principales ideólogos hoy están al servicio del
primer círculo de la clase gobernante.
La cúpula nacional del PRD que dirige Carlos
Navarrete Ruiz y estatal Rogelio Franco Castán, atraviesan por el peor desdoro,
encono y credibilidad erosionada de sus
cuadros militantes, que los podría arrojar en las elecciones intermedias de
junio próximo del 2015 a los últimos lugares del ratings electoral. Su
actuación moral con sus militantes está
siendo agua en el océano político.
Los partidos de derecha, el
PAN enfrenta el mismo cuadro o peor que sus vecinos de enfrente del PRD.
Atrapados por los demonios que ellos mismo crearon para minar al enemigo eterno
del PRI, el neopanista y visceral Miguel Ángel Yunes Linares –tiró casi 30 años
de militancia priista para disputar la gubernatura de Veracruz, un viejo sueño que se le escapó
de las manos en 1977 cuando fungió como dirigente estatal del PRI-volverá a
jugársela por segunda ocasión con el PAN, con el aval del líder nacional panista Gustavo Madero.
La sociedad democrática se
encuentra aterrada con el retroceso que
hoy enfrenta la democracia –a la veracruzana-, porque si bien es cierto que se
modernizó y registró avances simétricos,
hoy se encuentra como rehén de la partidocracia, se reparten posiciones para
sus allegados pero sin la participación ciudadana para elegir a sus candidatos
(as) y después de la celebración de la justa electoral actúan como verdugos en
la Cámara de Diputados, aprobando sin
ton ni son nuevos impuestos a la ciudadanía que le dio su voto.
Los partidos políticos se
han convertido en una aberración porque velan por los intereses de su camarilla
y de las cúpulas políticas, en lugar de ser garantes de los intereses
colectivos; no son el contrapeso con el
gobierno en turno para el manejo honesto de los dineros públicos, son cómplices
moralinos, van con el oro y el moro, sin importar que se quebrante las arcas
del erario público.
Son bastardos de la
democracia con patente de corso que continúan alimentado el Veracruz surrealista –el que muchos libres pensadores
y poliglotas creyeron en el discurso iluminado de los ex gobernadores
contemporáneos de Patricio Chirinos Calero (1992/98), Miguel Alemán Velasco
(1998/2004), Fidel Herrera Beltrán (2004/2010) y el actual Javier Duarte
(20010/2016)-, el Veracruz asimétrico con avances pírricos que son una bofetada
para la clase política gobernante.
En índices de humanismo, desarrollo
social, transparencia, rendición de
cuentas, derechos humanos y seguridad pública, Veracruz está para
llorar. Pero no hay de qué preocuparse, los estados vecinos también atraviesan
por la debacle de la pobreza extrema,
marginación y narcoviolencia. Con justa razón el excéntrico pintor
español Salvador Dalí sentenció en un viaje relámpago que hizo en el pasado a
México:
“De ninguna
manera volveré a México. No
soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”. Una gran verdad.
¡Uf! Y ¡recontra uf! Comentarios a gaugar55@gmail.com
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