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domingo, 8 de marzo de 2015

PLANA MAYOR


PLANA MAYOR
·        Partidocracia y satélites, una aberración
Gaudencio García  Rivera  

Es un desencanto la consolidación de la partidocracia en Veracruz. Se supone  en teoría que con el arribo de nuevos partidos locales, sumados a los tradicionales, se consolidaría la incipiente democracia veracruzana, que está en deuda con la sociedad. Los organismos autónomos e independientes y los tres poderes del Estado, actuarían con libertad y rectificarían el contrapeso real, para que ningún poder este por encima del otro o sea el tutor oprobioso.
Pero el camino de  la modernización, vanguardia y garante enérgico de la democracia es una parodia, un mimetismo bien montado por el ilusionista mayor en Veracruz. Los partidos locales y organizaciones civiles llegaron para asaltar el poder público, para pedir el reparto de canonjías, privilegios y posiciones del pastel político, como sus hermanos mayores. La avaricia los carcome.

Bucaneros falaces, disfrazados de partidos y asociaciones políticas que se han convertido en unos depredadores del erario público sin pudor ni conciencia. En lugar de convertirse en un contrapeso con el partido gobernante que lleva más de 70 años en el poder en Veracruz, en un vigilante o celoso centinela del uso de los dineros públicos, acabaron convirtiéndose en cómplices abyectos.

Los partidos de oposición en Veracruz son una  ficción, son satélites del PRI y cogobiernan de la mano con el régimen estatal que alguna vez criticaron y que prometieron llevarlo al banquillo de los acusados por el uso indebido de los dineros públicos. Los partidos de la vieja izquierda, el PRD navega entre  affaires, cooptación, corrupción, traición y sus principales ideólogos hoy están al servicio del primer círculo  de la clase gobernante.
La  cúpula nacional del PRD que dirige Carlos Navarrete Ruiz y estatal Rogelio Franco Castán, atraviesan por el peor desdoro, encono y  credibilidad erosionada de sus cuadros militantes, que los podría arrojar en las elecciones intermedias de junio próximo del 2015 a los últimos lugares del ratings electoral. Su actuación moral con sus  militantes está siendo agua en el océano político.

Los partidos de derecha, el PAN enfrenta el mismo cuadro o peor que sus vecinos de enfrente del PRD. Atrapados por los demonios que ellos mismo crearon para minar al enemigo eterno del PRI, el neopanista y visceral Miguel Ángel Yunes Linares –tiró casi 30 años de militancia priista para disputar la gubernatura  de Veracruz, un viejo sueño que se le escapó de las manos en 1977 cuando fungió como dirigente estatal del PRI-volverá a jugársela por segunda ocasión con el PAN, con el aval del  líder nacional panista Gustavo Madero.

La sociedad democrática se encuentra  aterrada con el retroceso que hoy enfrenta la democracia –a la veracruzana-, porque si bien es cierto que se modernizó  y registró avances simétricos, hoy se encuentra como rehén de la partidocracia, se reparten posiciones para sus allegados pero sin la participación ciudadana para elegir a sus candidatos (as) y después de la celebración de la justa electoral actúan como verdugos en la Cámara  de Diputados, aprobando sin ton ni son nuevos impuestos a la ciudadanía que le dio su voto.
Los partidos políticos se han convertido en una aberración porque velan por los intereses de su camarilla y de las cúpulas políticas, en lugar de ser garantes de los intereses colectivos;  no son el contrapeso con el gobierno en turno para el manejo honesto de los dineros públicos, son cómplices moralinos, van con el oro y el moro, sin importar que se quebrante las arcas del erario público.

Son bastardos de la democracia con patente de corso que continúan alimentado el Veracruz  surrealista –el que muchos libres pensadores y poliglotas creyeron en el discurso iluminado de los ex gobernadores contemporáneos de Patricio Chirinos Calero (1992/98), Miguel Alemán Velasco (1998/2004), Fidel Herrera Beltrán (2004/2010) y el actual Javier Duarte (20010/2016)-, el Veracruz asimétrico con avances pírricos que son una bofetada para la clase política gobernante.

En índices de humanismo, desarrollo social, transparencia, rendición de  cuentas, derechos humanos y seguridad pública, Veracruz está para llorar. Pero no hay de qué preocuparse, los estados vecinos también atraviesan por la debacle de la pobreza extrema,  marginación y narcoviolencia. Con justa razón el excéntrico pintor español Salvador Dalí sentenció en un viaje relámpago que hizo en el pasado a México:


“De  ninguna  manera volveré  a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”. Una gran verdad. ¡Uf! Y ¡recontra uf! Comentarios a gaugar55@gmail.com

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