PLANA
MAYOR
·
Resurgimiento de la narcoviolencia
Gaudencio García Rivera
Las altas esferas
gubernamentales intentan cerrar conciencias ingenuamente sobre el resurgimiento
de la narcoviolencia que asola en Veracruz. Son miopes por omisión o comisión
porque salta a la vista que desde el Pánuco al Tonalá el crimen organizado ha
vuelto por sus feudos a la entidad. Ha puesto en jaque al poder público local,
aunque éste lo niegue y lo minimice.
Veracruz estaba hace un par
de meses atrás inmerso en una relativa calma del erosionado campo de la
seguridad pública, pero algo pasó en las altas esferas de la clase política
gobernante, en los drenajes del intríngulis político.
El optimismo y el
triunfalismo oficial que se respiraba se está desmoronando.
Los éxitos y descabezamiento
de las células del narco que el sector oficial ha publicitado con singular
alegría, se han visto opacados, obnubilados, por las tiñas de sangre y la
barbarie que se registra en la entidad. No hay día que no haya secuestros,
ejecutados, desaparecidos o se esté presionando por el derecho de piso.
Imposible tapar el sol con un dedo.
La cifra de ejecutados es
impresionante. Los delitos de alto impacto social han repuntado en Veracruz,
aunque la Secretaría de Seguridad Pública lo minimice por obligación. Se
demuestra con hechos y estadísticas los baños de sangre recurrentes, que el
llamado blindaje suscrito por el gobierno duartista con sus homólogos de los
estados vecinos es un fracaso, una parodia. Dinero público tirado al cesto de
la basura.
¿Por qué meses atrás la
narcoviolencia estaba aparentemente contralada? ¿Por qué falló el blindaje de
seguridad pública de Veracruz, publicitado como un gran acierto del gobierno
duartista? ¿Por qué el efecto “cucaracha” está reventando a las instituciones
de procuración de justicia y prevención del delito en Veracruz?
El gobierno duartista
debería de razonar la denuncia ciudadana que pide con justa razón la renuncia
inmediata del titular de la SSP, Arturo Bermúdez Zurita, quien desde su
encumbramiento ha resultado un político ineficaz, obcecado, ruin, perverso y
sombrío, para frenar de fondo la narcoviolencia que ha ensombrecido el
territorio veracruzano.
Bermúdez Zurita, una especie
de Sherlock Holmes en caricatura, ha hecho de la seguridad pública, un negocio
redondo cruzado con sus empresas privadas de seguridad y hoteles, que ni
siquiera se someten a licitaciones públicas como cualquier empresa del sector
privado.
El señor Bermúdez,
originario de la capital del país, emparentado con el exjefe de escolta del empresario
y exgobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco, Alejandro Montano Guzmán,
copropietario del periódico local El
Portal, como la mayoría de los secretarios de despacho, ejercen el
nepotismo y despotismo con singular cinismo. Las leyes que prohíben colocar a
sus parientes y familiares hasta el cuarto grado consanguíneo, en un ardid
cruzado, se las pasan por el arco del triunfo.
Veracruz pasa por la peor
etapa crítica en la inseguridad pública y en el desfondamiento de los dineros
públicos, que se haya vivido en la historia contemporánea del estado. Las
embajadas de EU, España y Canadá, desafortunadamente, han hecho llamados a sus
connacionales para que no visiten determinadas zonas de la entidad, por la ola
de violencia que ha creado el crimen organizado y que desdibuja al estado.
Es evidente que la
estrategia para inhibir al crimen organizado en la entidad ha fallado por
muchas razones: filtraciones de los altos y medios mandos, complicidades
abyectas y corruptelas de una clase política con las células de los cárteles de
Jalisco Nueva Generación, brazo
armado del cártel de Sinaloa, y de Los Zetas que operan en la geografía
veracruzana. Padecen del síndrome de Hibris, una patología que lleva a perder
la perspectiva de la realidad.
Aún hay tiempo para corregir
y dar un toque de timón porque de lo contrario, Veracruz podría convertirse en
un infierno como ocurre con los vecinos estados del norte y centro del país y
un largo etcétera. Los cambios en el poder público son necesarios para
recuperar el estado de derecho, porque se está en riesgo de caer en un Estado disfuncional. ¿De acuerdo?.
Comentarios a gaugar55@gmail.com o gau41@hotmail.com
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