Fotocomentadas
Un paseo con los Ángeles
Noé Valdés
¡Hola!, ¿me extrañaron, amables lectoras y
lectores?, la semana pasada por causas de fuerza mayor, ajenas a mi voluntad,
no pude escribir mi texto; pero está justificado, fue un tropiezo de salud que
no se lo deseo a nadie. En casi quince días, mi cuerpo ha sido un campo de
guerra, se han librado batallas entre microbios, bacterias y quien sabe cuántas
hierbas más, contra el invento del hombre que ha salvado muchas vidas, los
antibióticos, bueno, han sido tantas batallas que Napoleón se queda chiquito,
más de lo que era.
Los Ángeles mayores,
los que estuvieron coordinando para que todo se superara, fueron el Cardiólogo
David Jiménez Zepeda y el Neumólogo, Emilio Barrientos y, un ejército de
enfermeras, enfermeros, operadores de Rayos X, del tomógrafo y el
doctor Pale quien hace funcionar muy bien y tiene todo el conocimiento del
eco-cardiograma, también la supervisión del doctor Domínguez, que aunque es
joven, somos viejos amigos; a todos mi gratitud.
El ejército de
enfermeras siempre estuvo pendiente de que todo funcionara bien, de que el
suero fluyera y de que los medicamentos se suministraran a tiempo, acatando al
pie de la letra las instrucciones del doctor Jiménez y del doctor Barrientos y
que decir de las nutriólogas, ellas juegan un papel importante, se encargan de
que el paciente estén siempre los alimentación con las necesarias calorías y
todos los nutrientes necesarios. Afortunadamente todo se fue resolviendo bien.
Lo que en realidad me sucedió se llama “derrame pericardico”, es algo que le
sucede a una persona, en un millon y desafortunadamente a mí me vino a tocar.
Lo quise comentar en
este texto, no para que se me vea como protagónico, sino para que todos los que
lean esta líneas, se preocupen por su salud y que si están comiendo sano,
durmiendo bien, haciendo ejercicio y aun así están subiendo de peso, ¡aguas!,
es posible que no sean efectos de los alimentos, es posible que estén
reteniendo líquidos y sin darnos cuenta estamos enfermando.
Por eso cuando en el cuerpo de cualquiera ser humano, de repente sale
una bolita en donde antes no la había, alguna mancha que antes no se tenía,
exceso de sudoración, falta de apetito, dolores de cuerpo, fiebre; lo más
seguro es que se esté incubando alguna enfermedad y de inmediato hay que darle
seguimiento para no tener que padecer un descalabro de salud.
El que escribe todo
lo fue dejando para mañana, lo fue posponiendo y llegue hasta el límite y
cuando ingrese al hospital no estaba enfermo, estaba grave; así que, amables
lectoras y lectores no hay que dejar para mañana lo que se puede prever hoy, sé
que muchos de mis lectoras y lectores no tienen, en ocasiones, tiempo de acudir
con un facultativo, pero se debe hacer ese tiempo para prever complicaciones.
Dicho lo anterior les
comento a mis amables lectoras y lectores que ya estoy en franca recuperación,
que las altas temperaturas ya están en la normalidad, que mi cuerpo absorbió de
manera positiva todos los antibióticos y que ya estoy de nuevo en el aire, no
aun con la fuerza que yo quisiera, pero ya estamos caminando en casa, esperando
el alta de los médicos. Mi familia toda, mis amigos que se enteraron de mi mal,
estuvo pendiente de mi salud y se los agradezco, una raya más para el tigre.
La nueva oportunidad
de vida que mi Dios me da, me invita, me inspira a seguir luchando –a través de
mis textos- que queramos más nuestra madre tierra, que no tiremos basura en la
calle, basura que después con los aguaceros causen estragos a los habitantes de
la ciudad de cualquier parte del mundo, que no contaminemos las lagunas, los
ríos, los mares, que reforestemos el campo, que lo hagamos producir para que
tengamos nuestros propios alimentos y no dependemos más del petróleo.
Que en las grandes ciudades de Veracruz y de nuestro querido México, se
tomen las medidas pertinentes al tránsito de vehículos para que no los dejen
colaborar con el calentamiento global, que ya se deje de lanzar contaminantes
al espacio, que haya menos atascos en todas las ciudades, que vivamos en santa
paz, que nos olvidemos de las envidias, los odios y los rencores, -eso seca el
alma-, que el amor por la vida sea la fuerza para seguir en este mundo y que
nos apoyemos, todos, como lo que somos, hermanos. Así sea.
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