Prosa aprisa
Mientras,
un termo con té de paciencia
Arturo Reyes Isidoro
Por la
seguridad con que lo dijo, no tiene porque ponerse en duda lo que reveló el
gobernador Javier Duarte de Ochoa a un grupo de periodistas, de que el
presidente Enrique Peña Nieto le delegó la responsabilidad de que sea él quien
decida quién será el candidato del PRI a la gubernatura de dos años.
Aparte las
formalidades, no es un secreto que el Presidente y los gobernadores priistas
son los verdaderos dirigentes de su partido, quienes marcan las directrices
políticas de los procesos internos electorales, y los presidentes del CEN y del
CDE los encargados de que se cumplan, de que se apliquen.
Dado lo
delicado del tema, el gobernador Duarte no hubiera dicho lo que dijo si no
hubiera estado seguro. En sesenta días a lo sumo, a finales de enero, lo
acabaremos de comprobar. Si así se confirma, no sólo se habrá cambiado la
práctica política de que es el Presidente el que decide personalmente, sino que
estaremos ante una demostración ilimitada de confianza hacia un gobernador,
hacia el gobernador de Veracruz, que sería caso único en la historia política
del estado.
Hasta ahora,
una regla no escrita de la política mexicana ha sido que el Presidente decida
quiénes serán los candidatos a diputados federales, a senadores y a gobernador,
y los gobernadores quiénes los diputados locales y los presidentes municipales.
Sin embargo, no puede pasarse por alto que en el pasado proceso electoral
federal, Duarte impuso a los candidatos a diputados federales, obviamente con
el visto bueno de la cúpula priista nacional, que en su mayoría ganaron.
O sea, el
Presidente rompió la regla no escrita al darle carta blanca al gobernador para
que fuera él quien pusiera a los candidatos en un proceso federal, le dio un
cheque político en blanco en demostración de confianza y, se esté de acuerdo o
no con Duarte, se tiene que reconocer que cumplió, que no la defraudó, pues
entregó buenas cuentas. ¿Por eso Peña Nieto vuelve a confiar en él y le entrega
la gran responsabilidad de que sea quien ejerza el dedazo?
Contrario a
lo dicho por el cordobés el lunes, llama la atención que, por su parte, Manlio
Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI, anunció el domingo en Durango un
modelo de selección de candidato que se aplicará en las 12 entidades donde
habrá elecciones de gobernador, Veracruz incluido, según dijo. Se trata de un
Acuerdo de Unidad para el Futuro, al que se le agrega el nombre de cada estado,
que firman todos los aspirantes y que compromete a los precandidatos a
respaldar al priista que surja como candidato a través del método que el CEN
defina. Beltrones aseguró que el acuerdo se replicará en cada estado. Ofreció
puestos para todos los que aspiran, pero puso como condición que estén unidos.
¿Firmarán el
acuerdo sin ningún reparo todos los aspirantes veracruzanos y, además, lo
respetarán al pie de la letra? Dado el caso, ¿José Francisco Yunes Zorrilla y
Héctor Yunes Landa apoyarán sin chistar a Alberto Silva Ramos, o a Erick Lagos
Hernández, o a Adolfo Mota Hernández? ¿O Silva, Erick y Adolfo, a Héctor? La
palabra unidad no admite adjetivos, es unidad o no la es, esto es, no puede
haber unidad a medias, o unidad chiquita. Pero, creo, sí se pueden establecer
diferencias. Para mí, una es la unidad que se vio en la comida del rancho San
Julián, en Perote, el viernes, y otra la del domingo, en el World Trade Center
de Boca del Río. La primera está sostenida sólo por alfileres, fue una unidad
obligada por la presencia del dirigente priista Manlio Fabio Beltrones, donde hubo
abrazos forzados, la segunda es sólida, fuerte, de la militancia veracruzana en
torno a una figura, la del senador Yunes Zorrilla, si bien éste tuvo la
cortesía de expresar al inicio de su informe que la presencia en el acto del
gobernador Duarte era un gesto que enviaba señales de unidad.
Sobre lo
publicado en “Prosa aprisa” de ayer hubo muchas reacciones, y muchas fueron en
el sentido de que si el Gobernador va a ser mano en la toma de la gran
decisión, y si habló de un proyecto, entonces tenía a su lado a quien puede
darle continuidad al proyecto del grupo en el poder, en la persona del diputado
federal y dirigente estatal del PRI, Alberto Silva Ramos, su gallo, pero Duarte
tampoco come lumbre. Fue cauteloso, no descartó a Silva aunque aclaró que eso
no significaba que necesariamente es o va a ser el candidato, dijo que Pepe
está muy por encima de cualquier otro, más con toda la publicidad con motivo de
su informe, y dejó abierta la puerta para todos, incluido Héctor.
De aquí a
finales de enero habrá de correr mucha agua bajo el puente, el tiempo jugará a
favor de Silva para que trate de crecer ante el electorado, pero aunque el
gobernador desestimó las encuestas como factor decisivo para determinar quién
va a ser, es indudable que ni él ni su partido a nivel nacional van a postular
a alguien que no tenga la aceptación ciudadana y no garantice el triunfo, y
Duarte no va a querer correr el riesgo de ser el primer gobernador que pierda
una elección para gobernador ni la confianza del Presidente. Si en ese tiempo
el tuxpeño no crece y es competitivo, Pepe y Héctor, Héctor y Pepe seguirán
estando a la cabeza, y Tomás Ruiz González acechando para entrar de emergente
si es necesario. Mientras, para los interesados y los desesperados, bien
recomendó ayer el amigo José Luis Enríquez un termo con té de paciencia y de
tiempo o, ya de perdida, de té de tila.
Las comparecencias, siguen
Mientras, siguen
y seguirán las comparecencias con motivo del V Informe de Gobierno. Hoy le toca
al secretario de Desarrollo Económico y Portuario, Erik Porres Blesa, y ayer
fue el turno del secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca
(Sedarpa), Ramón Ferrari Pardiño. Después del desastroso paso de Manuel Emilio
Martínez de Leo por esa dependencia, lo mínimo que hiciera Ramón iba a
resaltar. Pero el boqueño no ha hecho más de lo que informó no por falta de
ganas, de capacidad o de organización, sino de recursos económicos. Para
empezar hizo bien en abrir las puertas de su Secretaría a todos los hombres del
campo, que las tenían cerradas con el anterior titular, y del 5 de enero pasado
cuando asumió el cargo a la fecha ha gestionado la obtención de recursos, ha
impulsado la coordinación programas, proyectos y acciones para el campo veracruzano
en sus distintas ramas. Ayer habló de cifras de las que, dijo, las asociaciones
ganaderas, pesqueras, cañeras y los productores veracruzanos pueden dar mejor
cuenta como expertos en el tema y sobre todo porque ellos mejor que nadie
pueden dar testimonio de que lo han vivido. Protestas las enfrenta, aunque no
son atribuibles a él. Muchos problemas los heredó y otros no los resuelve por
insuficiencia de recursos económicos.
En algunas ocasiones he ido a la
dependencia a acompañar a amigos a hacer gestiones, y me ha sorprendido la
dinámica de trabajo que impuso Ferrari Pardiño, que los mismos empleados
comentan positivamente, y, detalle no menor, que ha llevado a muchas mujeres
jóvenes profesionistas especialistas en áreas agropecuarias a colaborar con él.
Ahí en su oficina me ha tocado comer con él mientras atiende a comisiones de
hombres del campo veracruzano. Una buena noticia que dio a conocer ayer es que
el 31 de este mes se pagarán los apoyos pendientes a los productores
cafetaleros, cuando más lo necesitarán para hacer frente al tiempo de la
guayaba. Decía el difunto y siempre bien recordado “Yayo” Gutiérrez, cuando se
hace lo que se puede se hace lo que se debe.
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