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miércoles, 11 de noviembre de 2015

Prosa aprisa


Prosa aprisa
El candidato, ni antes ni después
Arturo Reyes Isidoro
Pero qué chincual por saber quién será el candidato del PRI al Gobierno del Estado para el bienio 2016-2018.
Algunas versiones periodísticas dieron por hecho que con la visita de ayer del presidente Peña Nieto a Xalapa se correría el velo y quedaría destapado el tapado.
¡Carajo! Pero tanto el mexiquense como los senadores José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa dejaron a más de uno con un palmo de narices, pues cada quien estuvo en lo suyo, esto es, en tareas propias de su función totalmente ajenos a la calentura y al futurismo sucesorio.
Para empezar, ni Pepe ni Héctor asistieron al acto pues estuvieron en la sesión en el Senado, Pepe en especial buscando etiquetar los recursos que más pueda para Veracruz en el Presupuesto de Egresos de la Federación que deberá quedar listo el domingo. Si acaso el único político veracruzano que estuvo cerca de Peña Nieto tomándose una selfie, aparte del gobernador Javier Duarte de Ochoa, fue el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, pero éste está fuera de la jugada sucesoria.
Pero en política, sobre todo en política priista a la mexicana, hay una regla de oro no escrita que dice que en un proceso sucesorio el velo se descorre ni antes ni después, sino en el momento oportuno, y éste está marcado por la convocatoria respectiva, la que hasta la fecha no se ha expedido y por lo tanto todo lo que digamos –me incluyo– no serán más  que buenos deseos o porque se ajusten a nuestros intereses personales.
Que yo sepa, las reglas no han cambiado. Candidato lo habrá cuando en solitario el Presidente lo decida –aunque ya a estas alturas debe tener perfilada la mejor opción por toda la información que se le hace llegar– y entonces la convocatoria del PRI será hecha a la medida del “bueno”, que es de lo que debemos estar pendientes si tantos deseos tenemos de saber quién será.
Además, el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, ya lo dejó bien claro cuando vino el pasado 24 de octubre a darle posesión a Alberto Silva Ramos como dirigente estatal del tricolor: primero será el programa y luego el candidato.
El sonorense dijo que con ello quieren honrar a nuestro ilustre paisano, el más brillante ideólogo que ha tenido el PRI, don Jesús Reyes Heroles, quien proclamó lo mismo para al proceso sucesorio presidencial de 1975, aunque aquella vez el pragmatismo del presidente Luis Echeverría Álvarez (LEA) lo dejó colgado de la brocha pues cuando el tuxpeño le iba a informar que ya tenía listo el programa, LEA le dijo por teléfono el 25 de septiembre de ese año que no se preocupara por “nimiedades” y que viera dónde archivaba su programa pues el “tapado” era el secretario de Hacienda, José López Portillo, ofensa que don Jesús nunca olvidó, lo que no estaría exento de volver a ocurrir, esto es que al margen del programa que se pretende para Veracruz cualquier día Peña Nieto haga funcionar el fulmimante dedazo y ya.
Candidato, pues, lo habrá en su momento, ni antes ni después, y será quien decida el Presidente, y en tanto no se diga la última palabra todos los aspirantes tienen las mismas posibilidades, aunque ahora más que nunca es obvio que si el Presidente se equivoca, a él, a su partido y a su candidato los va a arrasar la oposición, pues la pradera de la inconformidad social está seca, muy seca, y bastará una sola chispa para que se inicie el incendio que acabe con la hegemonía histórica tricolor.
Así que, calmados chatos.
La alianza opositora avanza
Y es que en política unos son los buenos deseos y otra la realidad, las circunstancias; como decía el inolvidable Ángel Leodegario “Yayo” Gutiérrez Castellanos, en política las cosas no son, van siendo.
Porque hasta donde escuché y tenía entendido, la alianza PAN-PRD nunca se daría porque cualquier intento sería bloqueado y, de ser preciso, destruido por la fuerza del gobierno priista en el poder, además de que, cabría suponer, por lo que varios columnistas políticos escuchamos en su momento, a estas alturas los odiados enemigos, los Yunes azules, o  de El Estero, debieran ya estar en proceso de ser desaforados y camino a la prisión para impedir que el jefe del clan llegue a ser candidato y ponga en riesgo la permanencia del PRI en el poder.
Pero las manecillas del reloj político corren y no se ve que ni la Procuraduría General de la República proceda contra el diputado federal y presidente de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, Miguel Ángel Yunes Linares, ni que la Fiscalía General del Estado haya ido adelante en su indagatoria ni haya solicitado el desafuero del alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, también para tratar de invalidar el avance de esa familia y su grupo rumbo al Gobierno del Estado.
Por lo pronto, el lunes se anunció la conformación del frente opositor PAN-PRD, una alianza que validaron los dirigentes estatales de ambos partidos, José de Jesús “Pepe” Mancha Alarcón y Rogelio Franco Castán, por lo que el primer objetivo que se perseguía de hacer abortar cualquier intento de alianza se frustró.
Está por verse ahora si finalmente proceden legalmente contra los Yunes azules, que si no lo logran y Miguel Angel Sr., logra llegar a la candidatura, entonces el tricolor, con cualquier candidato, cualquiera que sea, Pepe, Héctor, Alberto, Erick, Tomás, Adolfo o quién sea, se va a ver en serios problemas para ganar pues todos los inconformes sociales, que son muchos, más que simpatizar con Yunes Linares lo ven como el único que puede llevar ante la justicia a los responsables del mal manejo de los recursos públicos y con ese único propósito están dispuestos a ir a votar por él. La clave está en que pueda llegar a la candidatura.
Yunes Linares llegará con un discurso incendiario, de los que prenden y de los que quiere escuchar la gente. Pero no se ve fácil que lo invaliden, a menos que el Gobierno Federal a través de la PGR intente actuar en su contra, aunque tampoco se vislumbra su posible desafuero por todo el escándalo mediático nacional e internacional que se desataría y las adhesiones que su persona y su causa suscitarían.
Qué cosas de la política. Sin ser priista, Miguel Ángel juega y será determinante para la decisión que tomen en el tricolor, donde no podrán postular a quien vaya abajo en las encuestas y no tenga aceptación popular y menos sea competitivo. En eso tiene razón el senador Héctor Yunes Landa: tendrá que ir quien mejor esté posicionado, ya que de otra manera le facilitarán las cosas al enemigo número uno del Palacio de Gobierno.
Pero, por ahora, lo único cierto es que la alianza va.  






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