Prosa
aprisa
El candidato, ni antes ni después
Arturo Reyes Isidoro
Pero qué
chincual por saber quién será el candidato del PRI al Gobierno del Estado para
el bienio 2016-2018.
Algunas
versiones periodísticas dieron por hecho que con la visita de ayer del
presidente Peña Nieto a Xalapa se correría el velo y quedaría destapado el
tapado.
¡Carajo! Pero
tanto el mexiquense como los senadores José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla y
Héctor Yunes Landa dejaron a más de uno con un palmo de narices, pues cada
quien estuvo en lo suyo, esto es, en tareas propias de su función totalmente
ajenos a la calentura y al futurismo sucesorio.
Para empezar,
ni Pepe ni Héctor asistieron al acto pues estuvieron en la sesión en el Senado,
Pepe en especial buscando etiquetar los recursos que más pueda para Veracruz en
el Presupuesto de Egresos de la Federación que deberá quedar listo el domingo.
Si acaso el único político veracruzano que estuvo cerca de Peña Nieto tomándose
una selfie, aparte del gobernador
Javier Duarte de Ochoa, fue el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, pero
éste está fuera de la jugada sucesoria.
Pero en
política, sobre todo en política priista a la mexicana, hay una regla de oro no
escrita que dice que en un proceso sucesorio el velo se descorre ni antes ni
después, sino en el momento oportuno, y éste está marcado por la convocatoria
respectiva, la que hasta la fecha no se ha expedido y por lo tanto todo lo que
digamos –me incluyo– no serán más que
buenos deseos o porque se ajusten a nuestros intereses personales.
Que yo sepa,
las reglas no han cambiado. Candidato lo habrá cuando en solitario el
Presidente lo decida –aunque ya a estas alturas debe tener perfilada la mejor
opción por toda la información que se le hace llegar– y entonces la
convocatoria del PRI será hecha a la medida del “bueno”, que es de lo que
debemos estar pendientes si tantos deseos tenemos de saber quién será.
Además, el
dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, ya lo dejó bien claro
cuando vino el pasado 24 de octubre a darle posesión a Alberto Silva Ramos como
dirigente estatal del tricolor: primero será el programa y luego el candidato.
El sonorense
dijo que con ello quieren honrar a nuestro ilustre paisano, el más brillante
ideólogo que ha tenido el PRI, don Jesús Reyes Heroles, quien proclamó lo mismo
para al proceso sucesorio presidencial de 1975, aunque aquella vez el
pragmatismo del presidente Luis Echeverría Álvarez (LEA) lo dejó colgado de la
brocha pues cuando el tuxpeño le iba a informar que ya tenía listo el programa,
LEA le dijo por teléfono el 25 de septiembre de ese año que no se preocupara
por “nimiedades” y que viera dónde archivaba su programa pues el “tapado” era
el secretario de Hacienda, José López Portillo, ofensa que don Jesús nunca
olvidó, lo que no estaría exento de volver a ocurrir, esto es que al margen del
programa que se pretende para Veracruz cualquier día Peña Nieto haga funcionar
el fulmimante dedazo y ya.
Candidato,
pues, lo habrá en su momento, ni antes ni después, y será quien decida el Presidente,
y en tanto no se diga la última palabra todos los aspirantes tienen las mismas
posibilidades, aunque ahora más que nunca es obvio que si el Presidente se
equivoca, a él, a su partido y a su candidato los va a arrasar la oposición,
pues la pradera de la inconformidad social está seca, muy seca, y bastará una
sola chispa para que se inicie el incendio que acabe con la hegemonía histórica
tricolor.
Así que,
calmados chatos.
La alianza opositora avanza
Y es que en
política unos son los buenos deseos y otra la realidad, las circunstancias;
como decía el inolvidable Ángel Leodegario “Yayo” Gutiérrez Castellanos, en
política las cosas no son, van siendo.
Porque hasta
donde escuché y tenía entendido, la alianza PAN-PRD nunca se daría porque
cualquier intento sería bloqueado y, de ser preciso, destruido por la fuerza
del gobierno priista en el poder, además de que, cabría suponer, por lo que
varios columnistas políticos escuchamos en su momento, a estas alturas los
odiados enemigos, los Yunes azules, o de
El Estero, debieran ya estar en proceso de ser desaforados y camino a la
prisión para impedir que el jefe del clan llegue a ser candidato y ponga en
riesgo la permanencia del PRI en el poder.
Pero las
manecillas del reloj político corren y no se ve que ni la Procuraduría General
de la República proceda contra el diputado federal y presidente de la Comisión
de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, Miguel Ángel Yunes Linares, ni que
la Fiscalía General del Estado haya ido adelante en su indagatoria ni haya
solicitado el desafuero del alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes
Márquez, también para tratar de invalidar el avance de esa familia y su grupo
rumbo al Gobierno del Estado.
Por lo
pronto, el lunes se anunció la conformación del frente opositor PAN-PRD, una
alianza que validaron los dirigentes estatales de ambos partidos, José de Jesús
“Pepe” Mancha Alarcón y Rogelio Franco Castán, por lo que el primer objetivo
que se perseguía de hacer abortar cualquier intento de alianza se frustró.
Está por
verse ahora si finalmente proceden legalmente contra los Yunes azules, que si
no lo logran y Miguel Angel Sr., logra llegar a la candidatura, entonces el
tricolor, con cualquier candidato, cualquiera que sea, Pepe, Héctor, Alberto,
Erick, Tomás, Adolfo o quién sea, se va a ver en serios problemas para ganar
pues todos los inconformes sociales, que son muchos, más que simpatizar con
Yunes Linares lo ven como el único que puede llevar ante la justicia a los
responsables del mal manejo de los recursos públicos y con ese único propósito
están dispuestos a ir a votar por él. La clave está en que pueda llegar a la
candidatura.
Yunes Linares
llegará con un discurso incendiario, de los que prenden y de los que quiere
escuchar la gente. Pero no se ve fácil que lo invaliden, a menos que el
Gobierno Federal a través de la PGR intente actuar en su contra, aunque tampoco
se vislumbra su posible desafuero por todo el escándalo mediático nacional e
internacional que se desataría y las adhesiones que su persona y su causa
suscitarían.
Qué cosas de
la política. Sin ser priista, Miguel Ángel juega y será determinante para la
decisión que tomen en el tricolor, donde no podrán postular a quien vaya abajo
en las encuestas y no tenga aceptación popular y menos sea competitivo. En eso
tiene razón el senador Héctor Yunes Landa: tendrá que ir quien mejor esté
posicionado, ya que de otra manera le facilitarán las cosas al enemigo número
uno del Palacio de Gobierno.
Pero, por
ahora, lo único cierto es que la alianza va.
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