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martes, 24 de noviembre de 2015

PLANA MAYOR

PLANA MAYOR
·        El juego perverso de la deuda de la UV
Gaudencio García Rivera

Qué triste y execrable espectáculo brindó el jefe del Poder Ejecutivo antes y después de su Quinto Informe de Gobierno con la clase académica veracruzana que representa la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Deifilia Ladrón de Guevara. Todo por la danza de los dineros públicos.
El 30 de septiembre, Javier Duarte en un acto inusual, acompañado de su esposa Karime Macías Tubilla y el secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrín, acudieron al recinto de la UV para esclarecer el reclamo de la rectora por los pagos incumplidos del Gobierno del Estado con los subsidios estatal y federal a la máxima casa de estudios.
El retraso de las aportaciones del gobierno duartista a la UV se ha convertido desde el mes de julio en una bola de nieve, en un duelo epistolar y en una batahola que abrió el propio Javier Duarte y sus escuderos de la Sefiplan, del IPE y de la bancada mayoritaria del PRI en la LXII Legislatura local.
Los dineros de la UV que integran los subsidios del gobierno federal y estatal están sustentados en los artículos 10 de la Constitución Política local y el 3ª Constitucional, en su fracción VIII, han llevado a los principales actores a una guerra mediática nacional, donde el titular del Poder Ejecutivo local ha sido vapuleado, exhibido y recriminado por integrantes del Congreso de la Unión para que pague los retrasos.
Se llegó a pensar que el conciliábulo de septiembre cuando Duarte, en compañía de su cónyuge Karime Macías —la cual no tenía por qué asistir a una reunión de peso y de pesos del Poder Ejecutivo y una institución autónoma, donde sus facultades como presidenta del DIF estatal están limitadas—, y del secretario de Finanzas y Planeación, deliberó y encaró a la rectora Sara Deifilia Ladrón de Guevara los pormenores del arrastre de los subsidios federal y estatal que ascendían hasta octubre a 2 mil 300 millones de pesos en números cerrados, ahí quedaría todo solucionado y se firmaría la pipa de la paz.
Que chasco, que desencanto. El titular del IPE, Armando Adriano Faibre, días antes del Quinto Informe de Gobierno, tercero en discordia incendió más el debate epistolar, reclamó a la rectora de la UV el pago de 2 mil 065 millones de pesos que adeuda la UV desde 2002 por concepto de cuotas y aportaciones de los trabajadores jubilados universitarios, que días después corroboró Javier Duarte.
El titular del IPE, a la chicana, exigía que el Gobierno del Estado se lo descontara del monto de los subsidios federal y estatal que le tiene que aportar a la UV. ¿Por qué a destiempo el reclamo? ¿Si data desde 2002 por qué no se le pidió al entonces rector el monto de la deuda? ¿Por qué hasta ahora, en el quinto año del gobierno duartista, se hace público una deuda rezagada de la UV por su falta de aportaciones al IPE?
Qué hay detrás de la saña contra la UV. Qué intenciones malévolas esconde el gobierno duartista. Por qué en el quinto año de la administración estatal, Javier Duarte incendia a la clase política y académica del Estado en su contra, cuando a los integrantes del tejido social los tiene volcados en su contra. Su política ha sido totalmente asimétrica y demagógica.
Resultó absurdo y perverso que al cuarto para las doce, a una horas de que entregara su Quinto Informe de Gobierno a la Legislatura local —el domingo 15—, Duarte convocará el sábado 14 a la rectora Sara Deifilia Ladrón de Guevara para dirimir sus controversias por el arrastre de los subsidios federal y estatal a la UV, en aras supuestamente de ortodoxia y deontología política. Falso. Todo fue una tramoya.
La firma de la pipa de la paz duró escasas 48 horas. El titular de la Sefiplan, Antonio Gómez Pelegrín, en su comparecencia del martes 17 para glosar el informe del gobernador JDO en comisiones de Hacienda estatal de la Legislatura local, armó otra vez el encono, el desdén y la confusión con la cúpula de la UV. Le echó más gasolina al fuego.
Evasivo, cínico y mordaz, Pelegrín, quien ha sobrevivido 7 sexenios en el aparato burocrático desde Rafael Hernández Ochoa para acá, sin entrar en mayores detalles argumentó que el gobierno de Veracruz le adeuda a la máxima casa de estudios mil 308 millones de pesos y no los 2 mil 353 millones de pesos que exige la UV. “Es lo único que se le cubrirá”, insistió solícito y desparpajado. Los rezagos que tenía con el IPE por 2 mil 065 millones de pesos han sido cubiertos.
Bajo este epílogo, dentro y fuera de los altos círculos académicos no entienden por qué la cofradía que rodea al Poder Ejecutivo conspira y actúa como el sombrío personaje de Joseph Fouché con la retención ilegal de los dineros de los subsidios para desestabilizar a la UV que es la casa del conocimiento de los veracruzanos.
Si trata de ser  riguroso porque no se destapa el cochinero que dejó el exgobernador Fidel Herrera con los dineros públicos. En la etapa contemporánea la institución de enseñanza superior no había vivido tanta mezquindad, como hasta ahora. En la hora final del ciclo, el veredicto de los mandantes será implacable. Comentarios a gau41@hotmail.com

                                               --oo0oo—

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