PLANA MAYOR
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El
Poder Judicial: barbas a remojar
Parabienes
a los capitanes del navío Imagen de
Veracruz por el 25 aniversario de su fundación. No ha sido fácil, ha sido una
tarea titánica enfrentar el complejo mundo de los Mass Medios en medio de las crestas
de los océanos políticos. Un abrazo fraternal a los capitanes José Pablo Robles
Martínez y José Pablo Robles Barajas.
Gaudencio García Rivera
El Poder Judicial del estado, en teoría uno
de los contrapesos del Poder Ejecutivo, debe y debería poner sus barbas a
remojar con la controversia generada dentro y fuera de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación porque las designaciones de los magistrados no tengan
cuotas partidistas, cuatachismos y se tome en cuenta la equidad y género.
En Veracruz los poderes Judicial y
Legislativo se han convertido en una especie de Oficialía de partes, en una
sumisa élite privilegiada sin recato ni pudor al servicio del Poder Ejecutivo,
donde iniciativas de ley y propuestas de los togados que se integraran al Tribunal
Superior de Justicia son dictaminadas con verticalismo y a modo del remitente,
con un doble discurso y simulación falaz.
¿Y los mandantes, integrantes de la res
pública? Que se los lleve Judas porque a ellos (as) se les cacarea la retórica
del orden, honestidad e imperio de la ley que es un auténtico espejismo, una
utopía y una quimera porque desde la cúpula política gobernante se pasan por el
arco del triunfo las acusaciones públicas de enriquecimiento inexplicable de
los principales colaboradores del Ejecutivo, entre otras perlas.
El titular del Consejo de la Judicatura y del
Tribunal Superior de Justicia del estado, Alberto Sosa Hernández, llegó en su
primer período al encargo con ímpetus llaneros, con ganas de hacer historia
entre los togados que no es ningún pelele de los poderes Legislativo ni
Ejecutivo y lo reiteraría en este segundo período para cristalizar la Reforma
del Poder Judicial, donde se destierre para siempre el oprobio del yugo de la
tutoría del Poder Ejecutivo con la designación de los magistrados.
Fue una entelequia. Una burda mentira de Beto
Sosa, como una de las tantas que ha esparcido como gris y modosito
representante de los togados; vela por sus intereses y por llevar la fiesta en
paz de su opaca gestión, alineado a las directrices del Ejecutivo, pero le vale
un bledo la autonomía del Poder Judicial y que éste sea restituido la facultad
de proponer magistrados de carrera judicial, en lugar de la perniciosa cuota
partidista y cuatachista que mantiene el gobernador en turno.
Y por supuesto, al representante del Poder
Judicial le vale un sorbete abonar, luchar, exigir y demandar al Poder
Ejecutivo que en lo sucesivo proponga al seno del Poder Legislativo que incluya
en sus propuestas la ley de equidad y género en la designación de los nuevos
magistrados para que, haya paulatinamente la misma cuota de togadas en el
Consejo de la Judicatura y en las salas del Tribunal Superior de Justicia.
Beto Sosa pudo haber sido un magnífico y
vanguardista representante del Poder Judicial, restableciéndole facultades para
impedir que cualquier personero con matices partidistas o cuates del gobernador
JDO se infiltraran como togados, evidenciando la administración de la justicia,
como ocurre con los organismos autónomos.
Después de terminar su cuestionada gestión,
¿a dónde va? ¿Qué otro cargo va a ocupar? Beto va directo a la jubilación, con
una buena bolsa y con salario y compensación intacta, listo para atender a sus
nietos y bisnietos.
El Poder Judicial está urgido de una cirugía
mayor que debió haberse sometido desde principio del régimen duartista, pero
navegó entre simulaciones y tratamientos cosméticos, con un presupuesto
incompleto, desfasado y jineteado por la Sefiplan que merecía una controversia
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Pero a Beto Sosa se le arrugó
la conciencia y otra cosita más. Un pelele, pues.
Los diputados de la mayoría priista de la
LXII Legislatura local que lidera el bicéfalo líder cameral Juan Nicolás
Callejas, pasará a la historia como una de las legislaturas más grises que haya
habido en el Veracruz contemporáneo porque fue sometida y doblegada a los
dictados del Poder Ejecutivo, sin cubrir las formas y el fondo reyesherolista.
Al diablo sus electores; les valieron un soberano sorbete.
Los legisladores de la bancada priista y sus
satélites actúan en razón de los intereses partidistas y de las cofradías de
los poderes Legislativo y Ejecutivo, por encima de los intereses colectivos de
los veracruzanos. La sociedad civil, los mandantes y los ciudadanos de a pie
somos rehenes de la partidocracia bajo un gobierno cleptocrático. ¡Qué futuro
nos aguarda para 2016!
--oo0oo--
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