Prosa aprisa
Silva:
no me afectan la críticas
Arturo Reyes Isidoro
¡Qué semana la que termina!
El juego va a seguir y no se va a
terminar hasta que termine, hasta que caiga el último out.
Por lo pronto, en el war room de los senadores José Francisco
“Pepe” Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa se preparan para los días por venir.
No le van a bajar pero van a hacer las cosas a su modo.
Por ejemplo, trasciende que luego del
madruguete del lunes pasado casi se decidió ya que el informe de actividades
del senador Pepe Yunes sea en el Estadio Xalapeño días antes del quinto informe
del gobernador Javier Duarte de Ochoa, el 15 de noviembre. Originalmente se
había considerado realizar el acto después del informe para dejar toda la
cancha al titular del Ejecutivo, pero las circunstancias cambiaron.
Que Pepe y todo su equipo y todos sus
seguidores van a dar una demostración de fuerza política y de unidad
partidista, pero en torno a la figura del senador, y que no tienen contemplado
invitar a su acto a Alberto Silva Ramos si para entonces ya asumió la
dirigencia estatal del PRI.
Mientras, Héctor se va el próximo martes
20 a Israel (la primicia la dio Francisco Licona) y sus allegados dicen que
aprovechará para tomar un curso súper intensivo de defensa personal en, acaso, la
mejor agencia de inteligencia del mundo, el Mosad.
Que el senador pidió información a
varios agentes de seguridad que trabajan en Veracruz y que fueron enviados a
entrenarse con los compas israelíes durante el gobierno del licenciado Miguel
Alemán Velasco. O sea, está en pie de guerra y el Estado Islámico priista local
le va a quedar chico.
Por lo pronto, ayer por la tarde envió
un boletín de prensa de sólo ocho líneas cuyo encabezado resume todo: “La
unidad es una consecuencia de la conciliación, no de la imposición”.
Mientras, la manzana de la discordia,
Silva Ramos, aseguró ayer a la reportera Ana Lilia Velázquez que la próxima
semana asumirá la presidencia del CDE e hizo un llamado a Héctor y a Pepe para
fortalecer la unidad de cara al proceso electoral del próximo año.
“Los senadores son amigos y por supuesto
que no me afectan las críticas, es por eso el llamado a la unidad del partido,
porque el enemigo a vencer está afuera” (versiones.com.mx).
Mientras, la cargada a su favor de los
dirigentes de sectores y organizaciones de casa siguió: se sumaron Oswaldo
Cházaro Montalvo, de los ganaderos; Juan Carlos Molina Palacios, de la Liga
Agraria-CNC; Víctor Rodríguez, del Movimiento Territorial; y Sandro Gómez, de
los jóvenes priistas. Un día antes se adelantó Erika Ayala Ríos, de la CNOP.
A su vez, el gobernador Javier Duarte de
Ochoa, terminado un acto en la sede del sector campesino, en la vieja casona de
Alcalde y García en Xalapa, voló hacia la capital del país, según mi
corresponsal en la capirucha para entrevistarse con el líder de la bancada
priista en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, su cuate.
En tanto, Alfredo Ferrari Saavedra, el
actual presidente del CDE del PRI y víctima de este holocausto en aras del
Poder está refundido abajo de un montón de rocas para que ningún chico de la
prensa lo vea y le pregunte porque sabe que calladito se ve más bonito.
Qué cosas. Pero hubo de pasar todo lo
que acaba de pasar –o está pasando– (por algo pasan las desgracias, decía mi
abuela) para que por fin se valore en todo lo que cabe el trabajo y el papel
que desempeña al frente del PRI estatal.
Su principal detractor e interesado en
que se vaya lo acusa de “tibio” para querer forzar su salida del cargo, acusándolo
de que no les ha pegado mediáticamente a los Yunes rojos, cuando precisamente
ahí está una de sus grandes aportaciones al grupo en el poder al ser un factor
de equilibrio y de unidad en las filas tricolores cuando más se requiere, lo
que le permite además ser un puente de comunicación con autoridad ante cualquier
signo de inconformidad o disidencia.
En junio pasado, una vez pasadas las
elecciones, hubo la intención de quitar a Alfredo de la presidencia del
tricolor, pero hubo un argumento de peso, de mucho peso –que no de pesos– para
dejarlo: no sólo había entregado buenos resultados y mantenía la unidad sino
que seguía trabajando con lo que tenía, que casi era y es nada. “Déjalo, además
nos sale muy barato”.
Pero, ¡ay!, si no sucede otra cosa sus
días están contados y se irá con la satisfacción de saber que quienes han
salido a defender su trabajo y su derecho a quedarse han sido los dos senadores
de su partido, algo que nunca antes había ocurrido.
Pero llega el fin de semana y no quiero
dejar que se pierda lo siguiente: “En este oficio de reportero te enseñan que
no debes sentir frente a las noticias, que debes permanecer distante y desde
ahí contar las historias”.
Esto lo escribió Carlos Loret de Mola el
martes 13 en su columna “Historias de reportero”. Lo hizo a propósito de la
muerte de Jorge Pliego, quien como camarógrafo lo acompañó a hacer muchos
reportajes en lugares de conflicto en los que pusieron en peligro su vida y por
lo tanto vieron horrores. Loret dijo que Pliego le enseñó que también se vale sentir, y conmoverse, y
que desde ahí se pueden y deben contar las historias.
Lo traigo a colación porque más de un lector,
amigo o compañero me ha señalado que en ocasiones me ocupe del gobernador
Javier Duarte de Ochoa reconociéndolo como lo hice el martes cuando dije que el
lunes había tenido un buen día, porque en efecto lo tuvo porque le salieron
bien las cosas, sus cosas, lo que no quiere decir que yo esté de acuerdo, pero
es un actor político de gran importancia como que es el gobernador y ante los
hechos no debo sentir y debo contar la historia por un prurito profesional y
por el respeto a los lectores a quienes dejo que mejor sean ellos los que
califiquen porque le parezcan bien o mal las cosas que hacen nuestros políticos
y gobernantes.
Claro que siento, que me conmuevo y que
hay cosas que siento que me afectan, pero eso lo dejo para mi decisión
personal. Pero yo sí creo que debo tomar distancia y contar.
Pero llega el fin de semana, decía, y
creo que todos tenemos derecho a cosas buenas, más allá de los Silvas, etc. El
pasado 2 de octubre, hace 146 años, nació el
abogado, político y pensador indio por excelencia, Mahatma Gandhi (1869-1948).
Activista de las causas que
consideraba justas, pasó a la historia por su capacidad para luchar sin
violencia, la que rechazaba, y guió a la India hacia su independencia, por la
que luchó muchas décadas. Sus frases son uno de sus legados. El diario español
ABC mencionó algunas de las más célebres.
- Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado.
Un esfuerzo total es una victoria completa.
- La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
- Ojo por ojo y el mundo acabará ciego.
- Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante
que lo haga.
- No hay camino para la paz, la paz es el camino.
- En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a
su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle (el impuesto a la
nómina).
- Amor y verdad son las dos cosas de Dios. La verdad es el fin y el amor
es el camino.
- Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.
- Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los
hombres, pero no para satisfacer su codicia (algunos no tienen llenadera).
- La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad
indomable.
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