PLANA MAYOR
·
Duarte, sacudido por la prensa
·
Rehúye Pavón a la defensa
Gaudencio García Rivera
Es increíble que a
estas alturas del quinto año de la gestión duartista, que todavía no termina, se
esté pagando con creces los yerros que acumularon desde el primer día que
asumió el poder público el joven JDO. Los males endémicos de su triste y
accidentado gobierno están saliendo de la caja de Pandora. Sus aduladores lo abandonan.
No es el capítulo de un
libro policial de Agatha Christie, de los relatos de Edgard Allan Poe, del
suspenso de Alfred Hitchcock o del genocida de Adolf Hitler, cualquier
semejanza es mera coincidencia con los recientes hechos de barbarie,
corrupción, nepotismo cruzado, conflicto de intereses, impunidad,
desfondamiento financiero y un doble discurso que han desquebrajado a las instituciones del aparato político
estatal.
El estado, la entidad
veracruzana donde usted y su servidor nacimos, está gravemente herido de
muerte, agoniza ante una clase política corrupta e indiferente ante la
asimetría de los reclamos populares y debilitamiento del tejido social que no
ha podido recomponerse por la concatenación de los problemas sociales que se
han disparado en forma alarmante en la geografía veracruzana.
No es una entelequia. En
Veracruz se gobierna con indolencia, con jacobinismo y con sadismo de
Torquemada, las pruebas saltan a la vista y por doquier rincón veracruzano se
tiñe de sangre. Los demonios de la narcoviolencia están incontrolables. El
gobierno, la cúpula del poder público, ha quedado al desnudo por sirios y
troyanos.
Ha predominado más en el
gobierno próspero como blasón el sadismo, abominación, derroche, el doble
discurso, la demagogia, opulencia y
abulia, en lugar de haber brillado
durante toda la administración estatal la certeza, honestidad,
certidumbre y credibilidad que hoy languidecen ante los ojos críticos de la
sociedad civil y de los ciudadanos de a pie. La rendición de cuentas y
transparencia de los dineros públicos se las pasaron por el arco del triunfo.
Veracruz volvió a cimbrarse
por los episodios oprobiosos de septiembre y octubre negro. Está vez la
prensa nacional e internacional dio
cuenta de los miasmas que escurren de la caja de Pandora, que ocultan, por
supuesto, la clase política gobernante y los apologistas. En tierra de ciegos
el tuerto es rey.
No es que no haya logros y
éxitos del gobierno duartista, pero los avances fueron pírricos y se han esfumado
ante el creciente pique de las finanzas públicas, los elevados índices de los delitos
de alto impacto social, la fracasada política de reinserción social y el
aumento de la pobreza social. La entidad cayó en el tobogán, en la involución
social. Los duartistas ven en la paja en el ojo ajeno y no en la viga en
propio.
La cúpula política del poder
público ha sido exhibida por la cadena de corrupción, complicidades abyectas
con el crimen organizado-atomizado o no han hecho su nicho de norte a sur y
centro del estado, manteniendo de rehén a la sociedad civil-, conflictos de
intereses y la tardía respuesta a las clases desposeídas que han agotado su
paciencia para escuchar al servidor público, el cual ha perdido credibilidad y
certeza ciudadana.
En los últimos tres sexenios
contemporáneos, de Miguel Alemán Velasco (1998/2004), Fidel Herrera Beltrán
(2004/2010) y el actual de Javier Duarte (2010/2016), ha sido éste último el
más desgastado, cuestionado, erosionado en su imagen pública y con más bajo
nivel de aceptación entre el electorado, por sus evidentes desatinos y fracasos
en la ingeniería financiera. El estado languidece.
En contraparte, el vocero
oficial del titular del Poder Ejecutivo y coordinador general de Comunicación
Social, José Octavio Pavón González, en lugar de abonar y salir a la defensa de
Javier Duarte que es y ha sido vapuleado en los Mass Medios, como lo han hecho
sus antecesores, se ha dedicó a filosofar sobre los medios electrónicos del
aparato político estatal y pagar gacetillas en El Universal para expiar culpas
de su jefe y patrón, Javier Duarte.
Pavón González, quien ha intentado
socavar a los medios críticos e independientes, de alguna manera rehuyó
enfrentar a los opositores,
intelectuales y periodistas esclarecer
las denuncias públicas en contra del gobierno duartista por jinetear los
dineros públicos de los prestadores de servicio y empresarios que les adeudan
pagos desde hace dos y tres años:
“El deporte ha sido la clave para abrirnos al mundo”, explicó Juan
Octavio Pavón González, quien por cuatro años dirigió Radiotelevisión de
Veracruz (RTV), el canal estatal. Jubiloso, triunfalista y sabihondo, tras ocho
meses de fungir como coordinador general de Comunicación Social expuso sus
tesis sobre el futuro del canal oficial.
En su
declaración-gacetilla del portal de El Universal del lunes 21 de septiembre,
justo días antes de que la prensa nacional, encabezados por Reforma, primero y, después, en uno de los noticiarios semanales de
Televisa de Denise Maerker, tundieran y exhibieran las trapacerías e
inmoralidades del gobierno duartista, González se dedicó a ensalzar la
programación de RTV, en lugar de abogar
e interceder por la política moralista del gobernador Javier Duarte.
Simplemente,
el vocero oficial enmudeció, calló ante los documentados reportajes que publicó
la prensa nacional y la TV donde exhibieron la doble moral del gobierno de
Javier Duarte. Como fiel cancerbero de JDO, Pavón fue un verdadero fracaso. La oficina de
Comunicación Social en manos de un modosito sibarita y tecnócrata.
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