Prosa aprisa
Y Duarte saludó a Pepe
Arturo Reyes Isidoro
¿Coincidencia? En política todo puede ser. El martes por la tarde en la
ciudad de México hubo una reunión política de alto nivel que se puede
considerar ya casi definitoria para el futuro político de Veracruz, concretamente
para la designación del candidato del PRI al relevo gubernamental que ya está a
la vuelta de la esquina, si bien la política está sujeta a circunstancias.
Ayer, mientras el senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla platicaba en el
presídium del Teatro del Estado con el diputado federal electo y exsecretario
de Gobierno, Erick Lagos Hernández, mientras esperaban el inicio del acto de
asunción de Víctor Rodríguez Gallegos como nuevo dirigente estatal de
Movimiento Territorial del PRI, de pronto arribó el gobernador Javier Duarte de
Ochoa y comenzó a saludar a quienes iba encontrando a su paso, hasta que llegó
a donde estaban Erick y Pepe. Saludó primero a Erick y a continuación a Pepe.
El saludo duró lo que demora un saludo de manos, tres segundos quizá, pero
hasta donde se puede calificar de cordial fue cordial, respetuoso, institucional,
de correligionarios políticos, que bien pudo abrir la posibilidad de que
nuevamente el viernes se encuentren y se saluden cuando venga al estado el
secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, y cuando venga
el futuro nuevo dirigente nacional del PRI Manlio Fabio Beltrones en su
recorrido que está haciendo por el país, y cuando venga lo que tenga que venir.
El encuentro y el saludo no ocurrían desde antes de finales del año pasado
cuando fue aprobada en diciembre la gubernatura de dos años, y contrario a lo
que ocurrió el 6 de enero en el acto agrario que se celebraba en el World Trade
Center de Boca del Río y luego el 9 de marzo en la sesión extraordinaria del
Consejo Político Estatal del PRI en el Teatro del Estado en Xalapa, esta vez
Pepe no abandonó el acto ni cuando llegó ni cuando habló Duarte. Pepe diría que
se trataba de un acto de su partido y, que se sepa, lo que ocurrió tampoco
indicaría por ahora un cambio en la actitud que ha venido manteniendo para con
el gobernador, pero lo cierto es que accedió al saludo, y la política está
llena de simbolismos. Por lo demás, el acto fue muy al estilo del sur con
muchas porras y baile, que Víctor es de Coatzacoalcos y se perfila para ser el
próximo candidato a diputado local, en donde además recibió mucho calor el
alcalde Joaquín Caballero, o sea, también le salió muy bien el acto a Marcelo
Montiel y a Carlos Brito Gómez.
El linchamiento mediático
(Dije ayer que de tantos mensajes que recibí en mi teléfono celular que
replicaban publicaciones positivas para el gobernador Duarte había quedado
turulato, tanto que me equivoqué diciendo que el lema con el que cerró su
boletín de prensa informando que había rendido su declaración ante personal
ministerial del De Efe y deslindándose del crimen de Rubén Espinosa era de la
Universidad Anáhuac cuando, en efecto, es de la Universidad Iberoamericana,
donde estudió.)
Se trató ahora de Javier Duarte pero pudo haber sido cualquier otra
figura pública. Las redes sociales en especial pero también un importante
sector de la prensa lincharon al gobernador y la madriza ya ni Dios Padre se la
quita. En el terreno material, no virtual, equivaldría a que alguien lo hubiera
acusado de un delito sin pruebas, simplemente por una sospecha a raíz de un
señalamiento de alguien que se sentía atemorizado y lo responsabilizaba de que
sus perros lo hubieran atacado ya una vez y amenazaran con seguir haciéndolo, y
entonces, finalmente muerto en forma violenta el atemorizado, sin mayor
averiguación se lapidara a Duarte hasta dejarlo tirado, sangrando, casi
inconsciente y tratándose de defender como pudiera hasta el grado de aceptar ir
a declarar voluntariamente sin estar obligado a ello y sin necesidad de que le
echaran tehuacán por las narices o lo trataran de ahogar en las aguas pútridas
de la tasa del baño de la sala de torturas de la agencia ministerial para que
fuera a “cantar”.
Más allá del caso y porque es un fenómeno que merece la pena analizarlo
fríamente porque las redes sociales son hoy el instrumento de comunicación por
excelencia, tanto que a la actual se le llama la era digital y a los jóvenes,
niños y adolescentes miembros de la Generación de la Internet, me atrevo a
reproducir un trabajo de análisis que público ayer en El Universal Alonso Cedeño, experto en comunicación política, que,
a mi juicio, vale la pena reflexionar, más allá del resultado final de la
investigación que se sigue por el múltiple asesinato en la colonia Narvarte de
la ciudad de México y que determine si Duarte es inocente o culpable. Corre
película:
“Mediante un comunicado rematado con la famosa frase
de San Agustín y divisa de la Universidad Iberoamericana (su alma máter): ‘La
Verdad nos hará libres’, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, se dirigió a
la opinión pública para puntualizar que si rindió declaración ante la
Procuraduría de Justicia del Distrito Federal fue por iniciativa propia y para
dejar patente su colaboración y disposición para aclarar el caso del
multihomicidio sucedido en la colonia Narvarte en la ciudad de México.
“A diez días de darse a conocer el crimen el manejo de situaciones
aparenta ser tardío e ineficiente. Sin embargo, en los tiempos de la
comunicación digital cada vez aplica menos la sentencia: ‘Uno es dueño de lo
que calla y esclavo de lo que habla’. Lo anterior, porque básicamente no existe
el silencio, y la línea entre opinión pública y opinión publicada desaparece
con cada expresión espontánea o inducida.
“¿Cuánto tardaron los usuarios de Twitter y Facebook en generar un
juicio sobre el móvil, oportunidad y autor intelectual sobre el homicidio? Los
datos nos arrojan que los primeros mensajes que vinculaban a Javier Duarte, que
lo llamaban asesino, corrían de manera inmediata, es decir, a los pocos minutos
de que se diera a conocer la triste noticia.
“Más de 38 horas duró #RubenEspinosa como tendencia, 132 mil 848 mensajes
individuales se encargaron de mantenerlo; 48 mil 124 incluían también el nombre
de Duarte o una referencia a su cuenta. Difícilmente se puede identificar
alguna positiva.
“¿Qué elementos o indicios tenían la gran mayoría de los tuiteros,
quienes desconocían quién era Rubén Espinosa, para llamar asesino al
gobernador? En primerísimo lugar con la nota de @Proceso, replicada mediante el mensaje más relevante
de toda la tendencia (757 veces y con 292 favoritos https://twitter.com/revistaproceso/status/628007504472096772)
“Rubén Espinosa, un fotógrafo ‘incómodo’ para el gobierno de Duarte”, seguido
por una publicación de @Aristegui
Online (1,443 RT’s
662 Favs) “‘Considérate enemigo del pueblo’ le dijo el vocero del gobierno de
Veracruz a Rubén Espinosa” http://owl.li/QqxXm(https://twitter.com/AristeguiOnline/status/628225234588536836)
que incluía un vínculo al artículo de Lydia Cacho “No se mata la verdad”. @DeniseDresserG aparece
como la tercera contribuidora en influencia, descalificando de inmediato la
versión del ‘robo’.
“Todo esto vino a recrudecerse al identificarse una segunda víctima
también antagónica al Ejecutivo veracruzano. No hubo un solo influenciador que
no diera parte del exilio de Rubén, de las amenazas recibidas. Un total de 51
mil 339 mensajes el 1 de agosto y 57 mil 163 el día 2 contribuyeron a fijar
otra tendencia nacional #JusticiaParaRubén,
pero nunca tan rápida y expedita como lo apetecen los medios digitales. A las
18:00 horas del día 2 de agosto, ya se había modificado el artículo ‘Javier
Duarte’ dentro de la Wikipedia, dando cuenta del incidente, y tres horas más
tarde un usuario no identificado añadió la sentencia ‘asesino’ junto a su
trayectoria profesional.
“Así administran justicia los juzgadores, influenciados, de manera
inequívoca y sin escuchar las versiones de los acusados, que si bien aparentan
llegar tarde realmente dejan poco margen de maniobra a quienes desean expresar
su versión. Ahora la Procuraduría capitalina tiene dos tareas. La primera,
enmarcada en sus atribuciones legales y para lo que, teóricamente cuenta con
todos los elementos y la capacitación: encontrar a los verdaderos responsables,
intelectuales y materiales de un asesinato que no puede ni debe quedar impune.
La segunda, y a mi gusto la más difícil: convencer a quienes ya emitieron su
veredicto, lo han socializado y al amparo del anonimato y estridencia de la
manada no admiten más verdad, no importa si libera o esclaviza, que la escrita
en 140 caracteres.”
Al margen de todo ello, añadiría que, a mi juicio, y eso debiera
preocupar al propio Ejecutivo y a todo su equipo de asesores o consejeros o
hacedores de imagen, hayan sido precipitados y sumarios el juicio y la
sentencia sin pruebas que condenó a Duarte y lo apedreó en público, en el fondo
subyace un descontento popular por la forma en que se gobierna y el estado en
que se tiene a Veracruz y porque ante la corrupción y ante la impunidad el
ciudadano no encuentra otra forma de encauzar su protesta y hasta de
desquitarse más que, cobijado en el anonimato que permiten las redes sociales, linchar
a quien consideran el responsable.
A pesar de todo ello, adentro debieran de congratularse de que el
descontento se dé hasta ahora sólo en las redes sociales y no se materialice en
las calles, en los edificios y en los sitios públicos con destrozos materiales,
saqueos y quemas de oficinas y de vehículos, cierres de aeropuertos y todo tipo
de actos vandálicos como los que hemos visto en otros estados.
El linchamiento mediático y en las redes sociales debiera servir de
advertencia.
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