Prosa aprisa
Sólo 4, 5 meses más de
poder real
Arturo Reyes Isidoro
(Vaya forma de
iniciar para el Gobierno la semana luego del periodo vacacional de los
trabajadores. El asesinato del compañero fotógrafo Rubén Espinosa es
condenable. No era veracruzano pero ejercía en Veracruz y era tan periodista
como todos los que verdaderamente lo son. Huyó del estado porque se dijo
acosado y temía por su seguridad personal debido a que ya había sufrido
agresión. Para el gobierno duartista aplica aquello de crea (mala) fama y
acuéstate a dormir. En tanto no se esclarezcan las verdaderas causas de la
muerte y no se encuentre ni se castigue a los culpables, toda la sospecha se ha
volcado sobre la administración estatal, aunque al menos hasta ahora no haya un
señalamiento directo, pero pesa en contra el crimen de otros compañeros, en la
mayoría de los casos hasta ahora no esclarecidos plenamente. Yo también exijo
que se aclare el caso, que se castigue a los responsables, me solidarizo con
los medios para los que trabajaba y me sumo a la indignación de todos mis
compañeros. Por lo pronto, hizo bien ayer el Gobierno del Estado en reaccionar
ante el alud de críticas y señalamientos en las redes sociales. Mediante un
escueto boletín de prensa se dijo que: “El gobernador de Veracruz,
Javier Duarte de Ochoa, lamentó los aberrantes hechos ocurridos la noche del
pasado viernes en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, donde perdieron
la vida cinco personas, entre ellas, el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril.
El mandatario manifestó este domingo su plena confianza en que las autoridades
de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) habrán
de esclarecer este caso lo más pronto posible.)
(Dirigentes del Frente Estatal en Defensa del IPE han advertido que si
continúan los retrasos y no se normaliza el pago a pensionados volverán a tomar
el edificio de Finanzas. Se sabe que en respuesta están por filtrar a la prensa
nombres y detalles de integrantes de la Coalición de Pensionistas del IPE que
se jubilaron con dos y hasta tres plazas, que cobran hasta casi 60 mil pesos
mensuales y a los que responsabilizan en parte de la crítica situación que vive
el Instituto. Al margen de ello, lo importante es que se pague puntual.)
“La política en Veracruz es parte de nuestra cultura, no sé qué les
sorprende, cada seis años sucede lo mismo, siempre existe mucho entusiasmo y
hay quienes tienen siempre la intención de participar”. Esto lo declaró el
pasado 24 de julio el gobernador Javier Duarte de Ochoa al ser preguntado sobre
si Héctor Yunes Landa y Gerardo Buganza Salmerón son sus gallos para sucederlo,
uno del PRI el otro independiente. Dijo que no era tiempo de hablar de
candidaturas cuando aún no se da por concluido el pasado proceso electoral.
Tiene razón. Héctor, durante 2014 vino repitiendo en declaraciones a la
prensa que no sólo sería el candidato sino el próximo gobernador, mientras que
Buganza renunció a la Secretaría de Gobierno luego de anunciar en un video que
buscará ser candidato independiente, o se sea, se abrió ya de cara al
electorado, pero él no es priista y como independiente puede manejar sus
propios tiempos. El único que ha venido repitiendo –qué ironía– que todavía no
son los tiempos políticos es el senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla,
quien ha dicho que aspira pero que esperará la convocatoria de su partido, el
PRI, para tomar una decisión final, y en todos sus actos públicos y en sus
declaraciones habla desde su posición de legislador de la Cámara alta del
Congreso de la Unión e incluso evade, hasta donde le es posible, hablar de su
posible candidatura y enseguida va a temas de interés general o a su crítica al
desorden administrativo y financiero de la actual administración. El proceso
formal para la sucesión iniciará en octubre y luego, en el caso del tricolor,
vendrá la convocatoria respectiva.
Tiene razón también Duarte cuando dice que la política forma parte de
la cultura del veracruzano. Antaño se decía que era un deporte. Por esa misma
razón, y en el caso de los usos y costumbres del priismo, se decía también que
el veracruzano era globero y matraquero, por aquellas viejas prácticas
tricolores de que no había acto en el que no salieran a relucir los globos
verdes, blancos y rojos lanzados al aire ni sonaran las matracas, tan grandes y
pesadas que tenían que manipularlas hombres fuertes y que incluso podían
descalabrar a cualquiera (los ferrocarrileros llevaban siempre pesados
cilindros con gas para hacer sonar silbatos ensordecedores cual máquinas a
punto de llegar a un crucero).
Pero, lógicamente porque no se lo preguntaron, es cierto también que
forma parte de la cultura política del veracruzano, en especial de los
priistas, la vieja práctica de que muerto el rey, viva el rey, expresión con
plena vigencia usada desde 1422 en Francia (entonces relacionada con la
sucesión de las monarquías –Le roi est
more, vive le roi–), que en nuestro caso no quiere decir otra cosa que una
vez que el PRI proclame a su candidato formal al relevo, el actual gobernante,
Duarte, perderá el poder político real, si bien conservará el poder legal,
constitucional. Así ha sido siempre y no se ve ahora que haya elementos para
pensar que será diferente, máxime con la terrible crisis económica que ya no
deja lugar para nada.
Corre ya agosto y sólo en tres meses más Javier deberá rendir –o dar a
conocer por internet– su quinto y penúltimo informe de gobierno, en la vieja
tradición priista de Veracruz de hecho el último pues el sexto y final ya no le
interesará a nadie debido a que habrá gobernador electo al que todos estarán
vitoreando. De hecho, el 15 de noviembre, con el quinto informe, empezará la
caída libre, y un mes o dos meses después cuando haya candidato de su partido y
todos ya estén con el vencedor la precipitación anunciará ya el golpe seco de
la caída definitiva.
Si en pasados procesos en el sexto y último año del sexenio el gobierno
deja de ser atractivo, cuantimás en el actual que ya no tiene nada que ofrecer
cuando está en la bancarrota económica, cuando tiene serios oponentes políticos
incluso de su propia filiación priista que podrían crecer si llegan ser
nominados candidatos, y cuando hay cientos, miles de resentidos en espera de
vengarse (porque así es la política) porque en el gobierno anterior y en el
actual, con el mismo ADN, sólo unos cuantos, los cercanos y del mismo grupo de
los llamados “jóvenes de la fidelidad”, se apropiaron del gobierno, se
repartieron cargos y posiciones de representación popular, excluyeron a todos
los demás, muchos con años de trabajo y de trayectoria partidista, y cuando hay
cientos, miles de trabajadores de todos los niveles, incluso funcionarios a los
que se les bajaron las compensaciones, les descontaron sueldos
injustificadamente, no les pagaron completos sus aguinaldos y a muchos no les
pagan desde hace meses (un funcionario de nivel medio de programas sociales me
platicó a manera de queja que en la primera quincena de julio le pagaron sólo
la mitad de su sueldo).
Son, pues, sólo cuatro o cinco meses más de poder real. Luego, incluso
mucha prensa que ha mantenido reserva en cuanto a hacer crítica con la
esperanza de que le paguen lo que le deben, cuando vea que se acaban las
esperanzas, entonces va a ver lo que hasta ahora no ha querido ver y no sólo va
a hacer crítica sino incluso va a denunciar. Dentro de los mismos políticos se
acabará la sumisión. Crecerá la rebeldía, la crítica, sin temor a que los echen
del Paraíso, porque será un Paraíso que se desdibuja y estarán prestos a
brincar al Paraíso radiante que se asoma.
Esta cultura de muerto el rey viva el rey la he venido viendo y
viviendo desde que comencé mi carrera periodística a finales de sexenio del
gobernador Rafael Murillo Vidal, e incluso luego por circunstancias de la vida
que me llevaron al PRI, cuando había una verdadera clase política, y más tarde a
la administración pública estatal la experimenté desde adentro cuando fui parte
de muchos relevos sexenales.
Haber llevado a la Secretaría de Gobierno a Flavino Ríos Alvarado en
los últimos meses de gobierno fue una buena decisión. Ante la bancarrota
económica, por más que se niegue el término, sólo quedará cerrar con una buena
administración política y el de Minatitlán tiene toda la experiencia para
hacerlo, amén de que sabe cabildear con la prensa entre la que ha hecho amigos
por lo que tiene respuestas favorables (de su estilo de trabajar, adentro se
comenta que tan pronto asumió la Secretaría sacó la barredora y arrió parejo
con toda la herencia humana que recibió, empezando por el Jefe de la Unidad
Administrativa, Manuel Guadalupe de León Maza, quien cuando vio y sin esperarlo
ya tenía enfrente a quien lo sustituiría y en ese momento le tuvo que entregar
la silla).
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