El adiós al amigo

José Luís Loyo Ochoa

Julio  11/2012

CUANDO VEMOS PARTIR A ALGUIEN QUE EN VIDA BRINDÓ MUCHO  A QUIENES NO SUPIERON DEL APRECIO AL  AMIGO COMPRENDEMOS LA INGRATITUD DE LA VIDA.

J. L. L. O.

 

        Recién nos enteramos de la partido de un amigo, pero de un AMIGO con letras grandes, con mayúsculas, de alguien que en vida brindó mucho a quienes, una vez recibido favores de su parte le volvían la espalda como pago. MANUEL RUBIO VALENZUELA, es el nombre de quien hoy ya es difunto, de quien incluso hizo libros para alcaldes corruptos que, al tener las páginas del libro en sus manos le volvían la espalda y jamás le pagaron un solo centavo por el compromiso que exprofeso habían contraído. (ojo José ratón, ahí te hablan) pero él seguía siendo el mismo, jamás y nunca le escuchamos proferir una palabra altisonante en contra de nadie, incluso hasta diputados que hoy han sido electos le quedaron a deber sus servicios profesionales, ojo Jalapa urbano.

El caso es que, MANUEL era así, un individuo acostumbrado a brindar siempre lo mejor de él pero sin esperar reconocimiento alguno, fue el representante de la Universidad de San Luís y, con ello el apoyo de muchos señorones del mundo político, muchos de ellos hoy exhiben título profesional  y muchos son los que jamás liquidaron el costo de ellos, pero el amigo nunca anduvo atrás de ellos a tratar de cobrar lo que, por derecho le debían, siempre fue un amigo confiado en la amistad que el que se decía su amigo le extendía, y cuando comprobaba la falsedad no emitía queja alguna ni decía el insulto que, los más proferimos cuando nos pagan con la espalda el favor brindado, Así era él sin maquillajes ni poses falsas. Y la vida se ensaño con alguien que todo daba sin esperar recibir favor alguno a cambio, quizá recordando a su padre, otro personaje que también supo de las injusticias de quienes piden favores para devolver ingratitudes, y ni con ese ejemplo paterno se hizo cambio en Manuel para resarcirse del daño que le hicieran al progenitor.

Los buenos se van.

 Sufre callado el abandono de la esposa, un abandono que le deja tres hijos pequeños, quedando a su cargo las criaturas y, con ello, haciendo gala de una fortaleza inquebrantable, dándose tiempo y fuerza para velar por ellos y seguir en su labor diaria. Atleta consumado, corría diariamente por el boulevard diez kilómetros para luego empezar con su trabajo, fue maestro de artes marciales y sin cobrar un centavo daba clases a quien le pedía le enseñara, en el café de preferencia algunos de los meseros aprendían con él sin pagar por esas clases, así de desprendido fue en vida Manuel,  lo penoso del final es que deja en completa orfandad a sus tres vástagos, los cuales aún no llegan a la adolescencia y quienes eran el motor de su vida. En verdad no nos explicamos porque la vida es así y se enseña con quienes más tienen porque vivir, creemos comprender el dolor del amigo cuando al ver que su vida se extinguía pensaba en esos hijos, quienes ahora sin padre sabrá Dios que será de ellos. Pedimos a quienes nos hacen el favor de leernos disculpas por externar un sentimiento de amigo por un amigo ido, por creer que gente como el asunte no merecen irse dejando todo ese compromiso que significa el ver y proteger a tres infantes, pero más que nada por todo lo que dio  sin que le hubiesen  retribuido lo que dé él recibieron.

Como decimos en un inicio, el espacio de hoy es corto, muy corto en letras pero muy profundo en el pensamiento, descanse en paz un buen amigo y el deseo por un futuro mejor para sus tres hijos, y como siempre les dejamos nuestros correos y ahora nuestro BLOG.  loyocrucero@hotmail.com  loyocruceropolitico@yahoo.com.mx   y crucero-politico.blogspot.mx  y gracias