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sábado, 17 de octubre de 2015

PLANA MAYOR


PLANA MAYOR
·        Duarte, sacudido por la prensa
·        Rehúye Pavón a la defensa
Gaudencio García Rivera
          
Es increíble que a estas alturas del quinto año de la gestión duartista, que todavía no termina, se esté pagando con creces los yerros que acumularon desde el primer día que asumió el poder público el joven JDO. Los males endémicos de su triste y accidentado gobierno están saliendo de la caja de Pandora. Sus aduladores lo  abandonan.    
No es el capítulo de un libro policial de Agatha Christie, de los relatos de Edgard Allan Poe, del suspenso de Alfred Hitchcock o del genocida de Adolf Hitler, cualquier semejanza es mera coincidencia con los recientes hechos de barbarie, corrupción, nepotismo cruzado, conflicto de intereses, impunidad, desfondamiento financiero y un doble discurso que han desquebrajado  a las instituciones del aparato político estatal.
El estado, la entidad veracruzana donde usted y su servidor nacimos, está gravemente herido de muerte, agoniza ante una clase política corrupta e indiferente ante la asimetría de los reclamos populares y debilitamiento del tejido social que no ha podido recomponerse por la concatenación de los problemas sociales que se han disparado en forma alarmante en la geografía veracruzana.
No es una entelequia. En Veracruz se gobierna con indolencia, con jacobinismo y con sadismo de Torquemada, las pruebas saltan a la vista y por doquier rincón veracruzano se tiñe de sangre. Los demonios de la narcoviolencia están incontrolables. El gobierno, la cúpula del poder público, ha quedado al desnudo por sirios y troyanos.
Ha predominado más en el gobierno próspero como blasón el sadismo, abominación, derroche, el doble discurso, la demagogia,  opulencia y abulia, en lugar de haber brillado  durante toda la administración estatal la certeza, honestidad, certidumbre y credibilidad que hoy languidecen ante los ojos críticos de la sociedad civil y de los ciudadanos de a pie. La rendición de cuentas y transparencia de los dineros públicos se las pasaron por el arco del triunfo.  
Veracruz volvió a cimbrarse por los episodios oprobiosos de septiembre y octubre negro. Está vez la prensa  nacional e internacional dio cuenta de los miasmas que escurren de la caja de Pandora, que ocultan, por supuesto, la clase política gobernante y los apologistas. En tierra de ciegos el tuerto es rey.
No es que no haya logros y éxitos del gobierno duartista, pero los avances fueron pírricos y se han esfumado ante el creciente pique de las finanzas públicas, los elevados índices de los delitos de alto impacto social, la fracasada política de reinserción social y el aumento de la pobreza social. La entidad cayó en el tobogán, en la involución social. Los duartistas ven en la paja en el ojo ajeno y no en la viga en propio.
La cúpula política del poder público ha sido exhibida por la cadena de corrupción, complicidades abyectas con el crimen organizado-atomizado o no han hecho su nicho de norte a sur y centro del estado, manteniendo de rehén a la sociedad civil-, conflictos de intereses y la tardía respuesta a las clases desposeídas que han agotado su paciencia para escuchar al servidor público, el cual ha perdido credibilidad y certeza ciudadana.
En los últimos tres sexenios contemporáneos, de Miguel Alemán Velasco (1998/2004), Fidel Herrera Beltrán (2004/2010) y el actual de Javier Duarte (2010/2016), ha sido éste último el más desgastado, cuestionado, erosionado en su imagen pública y con más bajo nivel de aceptación entre el electorado, por sus evidentes desatinos y fracasos en la ingeniería financiera. El estado languidece.
En contraparte, el vocero oficial del titular del Poder Ejecutivo y coordinador general de Comunicación Social, José Octavio Pavón González, en lugar de abonar y salir a la defensa de Javier Duarte que es y ha sido vapuleado en los Mass Medios, como lo han hecho sus antecesores,  se ha dedicó a  filosofar sobre los medios electrónicos del aparato político estatal y pagar gacetillas en El Universal para expiar culpas de su jefe y patrón, Javier Duarte.
Pavón González, quien ha intentado socavar a los medios críticos e independientes, de alguna manera rehuyó enfrentar a los opositores,  intelectuales y periodistas  esclarecer las denuncias públicas en contra del gobierno duartista por jinetear los dineros públicos de los prestadores de servicio y empresarios que les adeudan pagos  desde  hace dos y tres años:
El deporte ha sido la clave para abrirnos al mundo”, explicó Juan Octavio Pavón González, quien por cuatro años dirigió Radiotelevisión de Veracruz (RTV), el canal estatal. Jubiloso, triunfalista y sabihondo, tras ocho meses de fungir como coordinador general de Comunicación Social expuso sus tesis sobre el futuro del canal oficial.  
En su declaración-gacetilla del portal de El Universal del lunes 21 de septiembre, justo días antes de que la prensa nacional, encabezados por  Reforma, primero y, después,  en uno de los noticiarios semanales de Televisa de Denise Maerker, tundieran y exhibieran las trapacerías e inmoralidades del gobierno duartista, González se dedicó a ensalzar la programación  de RTV, en lugar de abogar e interceder por la política moralista del gobernador Javier Duarte.
Simplemente, el vocero oficial enmudeció, calló ante los documentados reportajes que publicó la prensa nacional y la TV donde exhibieron la doble moral del gobierno de Javier Duarte. Como fiel cancerbero de JDO, Pavón  fue un verdadero fracaso. La oficina de Comunicación Social en manos de un modosito sibarita y tecnócrata.     
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